Pies de Muerto
- Andrés Otálora
- Apr 25
- 2 min read
Sí. Fui yo. Yo fui quien cruzó esa meta.
No fue en un sueño, ni en otra vida, ni fue con otro cuerpo distinto al mío.
Tampoco fue otra carrera, ni en otra fecha...
Es real... ¡es mi realidad! Congelados, con barro notablemente trajinados, completamente mojados, adoloridos, con los tobillos resentidos...
Pero también con muchos sueños, con miles de esfuerzos, con millones de kilómetros mentales que recorren cada vez que en la madrugada salta de la cama rumbo al piso frio de mi casa para luego llevarme con destino a lo incierto que trae cada entrenamiento...
Así quedaron mis pies... muertos! como todo aquello que necesita morir para luego revivir y así, en el nuevo amanecer se vengan nuevos kilómetros por recorrer.
¿Y cómo no estar muertos? 5 horas alistando maletas para un viaje de 3 semanas, escasas 4 horas de sueño, los últimos 5 kilómetros antes de viajar (30 minutos), 9 horas continuas de jornada laboral, 1 hora de traslado al aeropuerto, 3 horas esperando que inicie el vuelo, 6.5 horas de avión para llegar a la primera parada, 1 hora en carro para cambiar de aeropuerto, otras 2 horas esperando un nuevo vuelo, 2 horas más de avión y ahora... 3 horas de viaje en carro! 3 horas se convirtieron en 5 o 6 y ojalá hubieran sido 10!
¿Cómo no detenerse? ¿cómo no tomarse cuantas fotos fueran posibles?Realmente era imposible continuar sin antes darle un beso y capturar ese recuerdo. No me perdonaría venir hasta aquí si no es para besarla, reír a carcajadas, tomarle fotos en esos paisajes que solo ella puede perfeccionar y ahora sí, llegamos a San Martín!
Si sumé bien, después de casi 40 horas por fin llegamos a nuestro destino, San Martín de los Andes en la Argentina. Pero aún faltaban otras 40 horas antes de la largada, 40 horas luchando contra la ansiedad, el cansancio, la necesidad de tener que dormir sin morir en el intento, 40 horas en las que también salimos a correr y a comer; 40 horas para poner a punto la mejor versión del runner que hemos podido traer hasta aquí.
Y sí, fui yo, quien cruzó la largada, luego cada uno de los kilómetros, con lluvia, con nieve, con sol, con barro entre los pies, con sudor, con sueños, con hambre, con todo lo que llevaba puesto y con todo lo que dejé, con mis hijos, con mis papás, con la señora que me ayuda con los labores de la casa, con mis gatos y mis perros y con todo aquello que me permitió llegar hasta aquí.
Y aunque fui yo, no sólo fui yo. Fuimos los dos! Los dos fuimos los que empezamos y terminamos la carrera, ésta que fue nuestra ilusión, nuestro sueño y ahora nuestra realidad. Una carrera más juntos (y nunca injuntos).
En cuanto a Tri&Trail, no fue algo que traje o que dejé... Tri&Trail ha sido energía para mis pies, ha hecho que mis pies quieran morir y revivir, ha logrado que mis pies den un paso más y otro más después del último que jure iba a dar. Gracias por cada entrenamiento, por cada aliento y por cada uno de sus integrantes... Todos me acompañaron en esta carrera.

Comments